Compañeros, espero que hayan pasado un feliz fin de semana, aunque el mal tiempo, que parece haberse ensañado con nosotros, no nos da tregua. Pero a pesar de ello, bastante gente se hizo ver y oír en la manifestación sindical del pasado domingo 1 de mayo, haciendo patentes todas las reivindicaciones laborales tradicionales de ese día del trabajo, en un momento en el que la situación laboral, y por ende la familiar, es extremadamente difícil.
Se trata de una situación límite y los efectos de ese paro masivo traspasan, muy de largo, a las propias personas afectadas, expandiéndose a toda la sociedad. Más que nunca debemos ser solidarios, entre todos podremos forzar que se retome ese rumbo perdido que nos está llevando proa al marisco, en evitación de que la situación llegue a extremos sin retorno. Y es que, aunque de momento muchos escapemos de la quema, ante una precariedad laboral tan brutal la movilización tiene que ser general.
Tampoco hay que desfallecer en nuestras luchas y en este mes, de forma muy especial, contra la corrupción y todo lo que le rodea, en un momento tan trascendental como el que atravesamos, a las puertas de unas nuevas elecciones locales y autonómicas preludio de las nacionales del 2012. De ellas saldrán las personas que tendrán que administrar "lo público", más sagrado que nunca si cabe por esa gravísima crisis que salpica a tantas familias, en los próximos cuatro años, y los casi cinco millones de parados están ahí. En definitiva, bastante tiene que ver la corrupción con la crisis, son demasiados los dineros públicos que recorren caminos muy alejados de finalidades públicas que proceden en estos malos momentos, y con eso hay que acabar de una vez. Estos caminos deberían estar perfectamente claros y ser de obligado cumplimiento, no deben ser otros que los que generen economía productiva y muchos puestos de trabajo o necesidades realmente perentorias.
Por todo ello, compañeros, no debemos tolerar que nuestros dineros sean manipulados por personas sobre las que flote la mínima duda de deshonestidad. Hay tantas experiencias negativas sobre esto, que tenemos que ser inflexibles y apartar de nuestras intenciones de voto las listas que contengan personas en esa tesitura, aunque pequemos de ser extremadamente duros, la crisis y el deterioro que vivimos lo aconseja. Sólo así dejaremos claro que no estamos por la labor de seguir consintiendo todo lo indigno que está sucediendo y, consecuentemente, les allanaremos el camino a las personas de bien dispuestas a luchar por lo público con total transparencia y honestidad. Ni que decir tiene, que además de los oficialmente imputados, por cierto figura judicial que se corresponde con indicios racionales de la comisión de un delito, pululan por ahí una manada de sinvergüenzas y de gazapos diversos, algunos ya conocidos, que también debemos rechazar.
Yo me he planteado no parar de denunciarlos públicamente, todos y cada uno de los días que faltan para las elecciones, sumándome a una campaña que ha iniciado una persona también muy preocupada con la situación. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos y más, para que el descrédito de los candidatos imputados se generalice. Hablaremos de ellos como se merecen y pediremos en todos los rincones de esta Isla que no se les vote, lo que, trasladado a un sistema de listas cerradas como el que tenemos, se traduce a no votar listas con imputados. A la manifestación del ese 1 de mayo acudí con una camiseta en la que se podía leer YO NO VOTO LISTAS CON IMPUTADOS ¿Y TÚ? y tengo un par de ellas de recambio, para que me cundan, les adjunto el modelo por si les fuera de utilidad. Desde este artículo de opinión solicito a todos que se sumen a esta campaña, nos merecemos mejor calidad política y entre todos lo podemos conseguir.
Se trata de una situación límite y los efectos de ese paro masivo traspasan, muy de largo, a las propias personas afectadas, expandiéndose a toda la sociedad. Más que nunca debemos ser solidarios, entre todos podremos forzar que se retome ese rumbo perdido que nos está llevando proa al marisco, en evitación de que la situación llegue a extremos sin retorno. Y es que, aunque de momento muchos escapemos de la quema, ante una precariedad laboral tan brutal la movilización tiene que ser general.
Tampoco hay que desfallecer en nuestras luchas y en este mes, de forma muy especial, contra la corrupción y todo lo que le rodea, en un momento tan trascendental como el que atravesamos, a las puertas de unas nuevas elecciones locales y autonómicas preludio de las nacionales del 2012. De ellas saldrán las personas que tendrán que administrar "lo público", más sagrado que nunca si cabe por esa gravísima crisis que salpica a tantas familias, en los próximos cuatro años, y los casi cinco millones de parados están ahí. En definitiva, bastante tiene que ver la corrupción con la crisis, son demasiados los dineros públicos que recorren caminos muy alejados de finalidades públicas que proceden en estos malos momentos, y con eso hay que acabar de una vez. Estos caminos deberían estar perfectamente claros y ser de obligado cumplimiento, no deben ser otros que los que generen economía productiva y muchos puestos de trabajo o necesidades realmente perentorias.
Por todo ello, compañeros, no debemos tolerar que nuestros dineros sean manipulados por personas sobre las que flote la mínima duda de deshonestidad. Hay tantas experiencias negativas sobre esto, que tenemos que ser inflexibles y apartar de nuestras intenciones de voto las listas que contengan personas en esa tesitura, aunque pequemos de ser extremadamente duros, la crisis y el deterioro que vivimos lo aconseja. Sólo así dejaremos claro que no estamos por la labor de seguir consintiendo todo lo indigno que está sucediendo y, consecuentemente, les allanaremos el camino a las personas de bien dispuestas a luchar por lo público con total transparencia y honestidad. Ni que decir tiene, que además de los oficialmente imputados, por cierto figura judicial que se corresponde con indicios racionales de la comisión de un delito, pululan por ahí una manada de sinvergüenzas y de gazapos diversos, algunos ya conocidos, que también debemos rechazar.
Yo me he planteado no parar de denunciarlos públicamente, todos y cada uno de los días que faltan para las elecciones, sumándome a una campaña que ha iniciado una persona también muy preocupada con la situación. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos y más, para que el descrédito de los candidatos imputados se generalice. Hablaremos de ellos como se merecen y pediremos en todos los rincones de esta Isla que no se les vote, lo que, trasladado a un sistema de listas cerradas como el que tenemos, se traduce a no votar listas con imputados. A la manifestación del ese 1 de mayo acudí con una camiseta en la que se podía leer YO NO VOTO LISTAS CON IMPUTADOS ¿Y TÚ? y tengo un par de ellas de recambio, para que me cundan, les adjunto el modelo por si les fuera de utilidad. Desde este artículo de opinión solicito a todos que se sumen a esta campaña, nos merecemos mejor calidad política y entre todos lo podemos conseguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario