miércoles, 21 de diciembre de 2011
TITSA amenaza con despedir trabajadores si estos no aceptan bajarse el sueldo
La dirección de Recursos humanos de la empresa, ha enviado un comunicado a todos sus trabajadores por medio del correo corporativo, planteando tres escenarios posibles, el primero de ellos amenaza con la eliminación de 85 puestos de trabajo.
El pasado 16 de diciembre, los trabajadores de TITSA recibieron un correo electrónico con el encabezado “Aviso a los trabajadores del Sector Interurbano”, en el que la empresa amenaza con tres escenarios posibles de recorte de personal y de salario. En el primero de ellos plantea deshacerse de 85 puestos de trabajo eliminando los DND (descansos no disfrutados) que realizan los trabajadores; en el segundo plantea despedir a 25 interinos y reducir “los conceptos fijos de la masa salarial en un 6%”; en el tercer escenario la reducción sería del 8,5%, sin despidos. La empresa declara además, que su escenario de partida es el segundo, y que está abierta a otras vías de recorte.
De todo esto se puede deducir que la estrategia empresarial es amenazar a los trabajadores con despidos, si estos no aceptan reducirse el salario, ya que el mismo se encuentra reflejado en la tabla salarial del Convenio Colectivo, por lo que la dirección de TITSA no puede proceder a reducir el salario si no hay acuerdo con la parte social, y en este caso pone sobre la mesa una contundente amenaza para que los trabajadores acepten recortarse ellos mismos el sueldo.
Por otro lado, en caso de que la empresa optara por los despidos, debería presentar Expediente de Regulación de Empleo si estos suponen 30 despidos o más, tal como establece la Legislación Laboral, de ahí que en el segundo escenario plantee una cifra menor de 30, ya que esto evitaría a la dirección justificar ante la Autoridad Laboral un Despido Colectivo. En caso de optar por la bajada salarial unilateralmente, la empresa concurriría en incumplimiento de convenio, y los trabajadores podrían reclamar las cantidades reflejadas en el mismo, por lo que la empresa ha optado por amenazar con despidos, intentando forzar un acuerdo.
Todo esto se suma a la corriente informativa del último mes, con titulares y declaraciones radiofónicas anunciando posibles recortes en la empresa, tanto de puestos de trabajo como de salario. TITSA presta servicio en la isla de Tenerife con más de 1600 empleados.
domingo, 20 de noviembre de 2011
TITSA ESTUDIA UN ERE EN EL SERVICIO URBANO
Publicado en ElDía.es el 20-11-11
Titsa estudia un ERE en el servicio urbano si Santa Cruz no abona su parte
J.A. MEDINA, Tenerife
En octubre del año 2009 fue cuando el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Cabildo Insular firmaron el contrato-programa, que expirará a finales de este año, para el desarrollo por parte de la compañía Transportes Interurbanos de Tenerife SA (Titsa) del servicio urbano en el municipio capitalino. En la actualidad, ya han comenzado los contactos entre las partes existiendo una diferencia sustancial entre los 12 millones que pide la Corporación insular y la pretensión de la Administración municipal de no pagar esa cifra.
Como consecuencia, la compañía Titsa ha trasladado al gobierno local la pretensión de reducir el número de líneas actualmente operativas en la capital, así como eliminar servicios. Además, ello implicaría la necesidad de proceder a la reducción de la plantilla a través de la figura del expediente de regulación de empleo (ERE), según la información de la que dispone la representación sindical.
La preocupación principal entre los trabajadores está en el estancamiento en el que parece haber entrado la negociación, "aunque los contactos continuarán a partir de la semana próxima". De hecho, en UGT indican que "estamos a la espera de un encuentro con el concejal de Obras y Servicios, Dámaso Arteaga, para conocer el punto de vista del ayuntamiento".
Asimismo, los representantes de la plantilla están preocupados porque "desconocemos de dónde se pretende despedir a trabajadores, si del servicio interurbano o del urbano. En cualquier caso, habrá reajustes si la situación que nos han transmitido se mantiene".
El contrato-programa aún vigente pivota sobre tres puntos que pretendían que el sistema fuera más eficiente y económico para el ayuntamiento, lo que supondría un ahorro inicial para la corporación local cifrado en torno a 2,5 millones de euros. Asimismo, se trataba de que en el periodo de aplicación la ciudad dispusiera de las infraestructuras necesarias para alcanzar esa eficiencia (velocidad comercial), con la cofinanciación de las obras, además de integrar todos los modos de transporte a nivel metropolitano, planteándose sobre este último aspecto la posibilidad de hacerlo a través de uno o varios consorcios.
Otro de los puntos del acuerdo era impulsar las infraestructuras viarias exclusivas del transporte (carriles bus), para lo que se elaboraban estudios de movilidad en determinadas vías (principalmente el eje Avenida Bélgica-Avenida San Sebastián). De hecho, la Corporación insular llegó a valorar la exclusión del municipio del futuro Consorcio de Transportes (tampoco ha sido constituido) si no accedía a permitir la construcción de ese carril bus.
Dentro del documento se establecía la voluntad de conformar la integración del transporte urbano a través de una integración operativa o competencial mediante la creación de un consorcio o varios que reglen los servicios que se presten, con la posibilidad de que a su vez queden todos ellos encuadrados bajo una única autoridad del transporte en la Isla.
sábado, 17 de septiembre de 2011
viernes, 1 de julio de 2011
ESCLAVOS EN EUROPA
Esclavos en Europa
Ignacio Ramonet
País: Global, Unión Europea
Tema: Esclavitud, Globalización
Dos siglos después de la abolición de la esclavitud, regresa una práctica abominable: la trata de personas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que 12,3 millones de personas en el mundo se ven sometidas, por redes ligadas a la criminalidad internacional, a la explotación de su fuerza de trabajo en contra de su voluntad y en condiciones inhumanas.
Tratándose de mujeres, la mayoría son víctimas de explotación sexual mientras muchas otras son específicamente explotadas en el servicio doméstico. También se da el caso de personas jóvenes y en buen estado de salud que, bajo diversos engaños, son privadas de su libertad con el fin de que partes de sus cuerpos alimenten el tráfico ilegal de órganos humanos.
Pero la trata se está extendiendo cada vez más a la captura de personas que sufren explotación de su fuerza de trabajo en sectores de la producción muy necesitados de mano de obra barata como la hostelería, la restauración, la agricultura y la construcción.
A ese tema preciso, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) dedicó en Viena, los días 20 y 21 de junio pasado, una Conferencia internacional con la participación de autoridades políticas, organismos internacionales, ONGs y reconocidos expertos (1).
Aunque el fenómeno es mundial, varios especialistas subrayaron que la plaga del trabajo esclavo está aumentando imparablemente en el seno mismo de la Unión Europea. El número de casos revelados por la prensa, cada vez más numerosos, sólo constituyen la punta del iceberg. Las organizaciones sindicales y las ONGs estiman que hay en Europa centenares de miles de trabajadores sometidos a la execración de la esclavitud (2).
En España, en Francia, en Italia, en los Países Bajos, en el Reino Unido y en otros países de la UE, numerosos migrantes extranjeros, atraídos por el espejismo europeo, se ven atrapados en las redes de mafias que les obligan a trabajar en condiciones semejantes a las de la esclavitud de antaño. Un informe de la OIT reveló que, al sur de Nápoles, por ejemplo, unos 1.200 braceros extracomunitarios trabajaban 12 horas diarias en invernaderos y otras instalaciones agrícolas sin contrato de trabajo y por sueldos miserables. Vivían confinados en condiciones propias de un campo de concentración, vigilados militarmente por milicias privadas.
Este “campo de trabajo” no es el único en Europa. Se ha descubierto, por ejemplo, en otra región italiana, a centenares de migrantes polacos explotados del mismo modo, a veces hasta la muerte, esencialmente para la recogida de tomates. Se les había confiscado su documentación. Sobrevivían subalimentados en una clandestinidad total. Sus “propietarios” les maltrataban hasta el punto de que varios de ellos perdieron la vida por agotamiento, o por los golpes recibidos, o empujados al suicidio por desesperación.
Esta situación concierne a miles y miles de inmigrantes sin papeles, víctimas de negreros modernos en los más diversos países europeos. Según varios sindicatos, el trabajo clandestino en el sector agrícola representa casi el 20% del conjunto de la actividad (3).
En esta expansión de la trata de trabajadores esclavos, el modelo económico dominante tiene una gran responsabilidad. En efecto, la globalización neoliberal –que se ha impuesto en los tres últimos decenios gracias a terapias de choque con efectos devastadores para las categorías más frágiles de la población– supone un coste social exorbitante. Se ha establecido una competición feroz entre el capital y el trabajo. En nombre del libre-cambio, los grandes grupos multinacionales fabrican y venden en el mundo entero. Con una particularidad: producen en las regiones donde la mano de obra es más barata, y venden en las zonas donde el nivel de vida es más alto. De ese modo, el nuevo capitalismo erige la competitividad en principal fuerza motriz, y establece, de hecho, la mercantilización del trabajo y de los trabajadores.
Las empresas multinacionales, al deslocalizar sus centros de producción a escala mundial, ponen en competencia a los asalariados de todo el planeta. Con un objetivo: minimizar los costes de producción y abaratar los salarios. En el seno la Unión Europea, eso desestabiliza el mercado del trabajo, deteriora las condiciones laborales y hace más frágiles los sueldos.
La globalización, que ofrece tan formidables oportunidades a unos cuantos, se resume para la mayoría de los demás, en Europa, a una competencia sin límites y sin escrúpulos entre los asalariados europeos, pequeños empresarios, y modestos agricultores, y sus equivalentes mal pagados y explotados del otro lado del mundo. De ese modo se organiza, a escala planetaria, el dumping social.
En términos de empleo, el balance es desastroso. Por ejemplo, en Francia, en los dos últimos decenios, ese dumping causó la destrucción de más de dos millones de empleos únicamente en el sector industrial. Sin hablar de las presiones ejercidas sobre todos los salarios.
En semejante contexto de desleal competencia, algunos sectores en Europa, en los que existe una carencia crónica de mano de obra, tienen tendencia a utilizar a trabajadores ilegales. Lo cual estimula la importación de migrantes sin papeles, introducidos en el seno de la UE por traficantes clandestinos que en muchos casos les obligan al trabajo esclavo. Numerosos informes evocan claramente la “venta” de braceros agrícolas migrantes.
En el sector de la construcción, muchos trabajadores jóvenes extracomunitarios, sin papeles, se hallan bajo el control de bandas especializadas en la trata de personas, y “alquilados” a empresas alemanas, italianas, británicas o griegas. Estos trabajadores esclavos se ven forzados por las bandas que los explotan a pagar sus gastos de viaje, de alimentación y de alojamiento cuyo total es en general superior a lo que ganan. De tal modo que pronto, mediante el sistema de la deuda, pasan a “pertenecer” a sus explotadores (4).
A pesar del arsenal jurídico internacional que sanciona esos crímenes, y aunque se multipliquen las declaraciones públicas de altos responsables que condenan esa plaga, hay que reconocer que la voluntad política de poner fin a esa pesadilla resulta más bien débil. En realidad, las patronales de la industria y de la construcción y los grandes exportadores agrícolas influyen en permanencia sobre los poderes públicos para que hagan la vista gorda sobre las redes de importación de migrantes ilegales. Los trabajadores sin papeles constituyen una mano de obra abundante, dócil y barata, una reserva casi inagotable cuya presencia en el mercado del trabajo europeo contribuye a calmar los ardores reivindicativos de los asalariados y de los sindicatos.
Los partidarios de una inmigración masiva siempre han sido las patronales. Y siempre por el mismo motivo: abaratar los sueldos. Los informes de la Comisión Europea y de Business Europe (la patronal europea), desde hace decenios, reclaman siempre más inmigración. Los patronos saben que cuanto mayor sea la oferta de mano de obra, más bajos serán los salarios.
Por eso ya no sólo los negreros modernos explotan a los trabajadores esclavos; ahora se está desarrollando una suerte de “trata legal”. Véase, por ejemplo, lo que sucedió en febrero pasado en Italia, en el sector de la industria del automóvil. El grupo Fiat colocó al personal de sus fábricas ante un chantaje: o los obreros italianos aceptaban trabajar más, en peores condiciones y con salarios reducidos, o las fábricas se deslocalizaban a Europa del Este. Enfrentados a la perspectiva del paro y aterrorizados por las condiciones existentes en Europa del Este donde los obreros están dispuestos a trabajar sábados y domingos por salarios miserables, el 63% de los asalariados de Fiat votaron a favor de su propia sobreexplotación...
En Europa, muchos patronos sueñan, en el marco de la crisis y de las brutales políticas de ajuste, de establecer esa misma “trata legal”, una especie de esclavitud moderna. Gracias a las facilidades que ofrece la globalización neoliberal, amenazan a sus asalariados con ponerlos en competencia salvaje con la mano de obra barata de países lejanos.
Si se quiere evitar esa nociva regresión social, hay que empezar por cuestionar el funcionamiento actual de la globalización. Es hora de comenzar a desglobalizar.
(1) Bajo el título: "Preventing Trafficking in Human Beings for Labour Exploitation: Decent Work and Social Justice", la Conferencia fue organizada por la Representante especial y Coordinadora para la lucha contra la trata de seres humanos, Maria Grazia Giammarinaro, y su equipo, en el marco de la Alianza contra la trata de personas.
(2) Léase el informe: Combating trafficking as modern-day slavery: a matter of rights, freedom and security, 2010 Annual Report, OSCE, Viena, 9 de diciembre de 2010.
(3) Léase el informe: The Cost of coercion, OIT, Ginebra, 2009.
(4) Cf. No trabajar solos. Sindicatos y ONG unen sus fuerzas para luchar contra el trabajo forzoso y la trata de personas en Europa, Confederación sindical internacional, Bruselas, febrero de 2011.
http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=e12ea20f-b219-4659-a8e5-daff3436763a
domingo, 19 de junio de 2011
viernes, 6 de mayo de 2011
Yo no voto listas con imputados ¿y tú?
Se trata de una situación límite y los efectos de ese paro masivo traspasan, muy de largo, a las propias personas afectadas, expandiéndose a toda la sociedad. Más que nunca debemos ser solidarios, entre todos podremos forzar que se retome ese rumbo perdido que nos está llevando proa al marisco, en evitación de que la situación llegue a extremos sin retorno. Y es que, aunque de momento muchos escapemos de la quema, ante una precariedad laboral tan brutal la movilización tiene que ser general.
Tampoco hay que desfallecer en nuestras luchas y en este mes, de forma muy especial, contra la corrupción y todo lo que le rodea, en un momento tan trascendental como el que atravesamos, a las puertas de unas nuevas elecciones locales y autonómicas preludio de las nacionales del 2012. De ellas saldrán las personas que tendrán que administrar "lo público", más sagrado que nunca si cabe por esa gravísima crisis que salpica a tantas familias, en los próximos cuatro años, y los casi cinco millones de parados están ahí. En definitiva, bastante tiene que ver la corrupción con la crisis, son demasiados los dineros públicos que recorren caminos muy alejados de finalidades públicas que proceden en estos malos momentos, y con eso hay que acabar de una vez. Estos caminos deberían estar perfectamente claros y ser de obligado cumplimiento, no deben ser otros que los que generen economía productiva y muchos puestos de trabajo o necesidades realmente perentorias.
Por todo ello, compañeros, no debemos tolerar que nuestros dineros sean manipulados por personas sobre las que flote la mínima duda de deshonestidad. Hay tantas experiencias negativas sobre esto, que tenemos que ser inflexibles y apartar de nuestras intenciones de voto las listas que contengan personas en esa tesitura, aunque pequemos de ser extremadamente duros, la crisis y el deterioro que vivimos lo aconseja. Sólo así dejaremos claro que no estamos por la labor de seguir consintiendo todo lo indigno que está sucediendo y, consecuentemente, les allanaremos el camino a las personas de bien dispuestas a luchar por lo público con total transparencia y honestidad. Ni que decir tiene, que además de los oficialmente imputados, por cierto figura judicial que se corresponde con indicios racionales de la comisión de un delito, pululan por ahí una manada de sinvergüenzas y de gazapos diversos, algunos ya conocidos, que también debemos rechazar.
Yo me he planteado no parar de denunciarlos públicamente, todos y cada uno de los días que faltan para las elecciones, sumándome a una campaña que ha iniciado una persona también muy preocupada con la situación. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos y más, para que el descrédito de los candidatos imputados se generalice. Hablaremos de ellos como se merecen y pediremos en todos los rincones de esta Isla que no se les vote, lo que, trasladado a un sistema de listas cerradas como el que tenemos, se traduce a no votar listas con imputados. A la manifestación del ese 1 de mayo acudí con una camiseta en la que se podía leer YO NO VOTO LISTAS CON IMPUTADOS ¿Y TÚ? y tengo un par de ellas de recambio, para que me cundan, les adjunto el modelo por si les fuera de utilidad. Desde este artículo de opinión solicito a todos que se sumen a esta campaña, nos merecemos mejor calidad política y entre todos lo podemos conseguir.
miércoles, 20 de abril de 2011
El tren de Tenerife y su gran atractivo turístico
Vagabundo Pérez
Nunca antes un tren había creado tanta expectación, al menos en opinión del presidente del Cabildo. Y es que según las predicciones de Ricardo Melchior, el tren de alta velocidad de Tenerife atraerá a 300.000 turistas a la isla. Que tiemblen en Transiberiano y el Orient Express...
Ni los propios alemanes, encargados de este proyecto, están muy convencidos de su viabilidad. Pero el Cabildo de Tenerife tiene a su disposición de un documento que, contradiciendo la voluntad de los ciudadanos, de los grupos ecologistas y del sentido común, dice “adelante con el tren, y a toda velocidad”.
Y es que hay que sacar este proyecto a toda costa, porque ya lo advierte el presidente del Cabildo, Ricardo Melchior: este proyecto atraería a 300.000 turistas anualmente a la isla de Tenerife. Turistas cuyo principal objetivo será subirse en un tren de alta velocidad. Turistas 'raros', señor presidente.
Como hay que hacer este tren lo más rápido posible, no vaya a ser que alguien más se de cuenta de que este proyecto no hay por dónde cogerlo, Melchior se va de paseo buscando financiación y aplicando argumentos tan convincentes como el anteriormente citado. Pero al presidente le sobran los motivos, y es que coger el tren en el aeropuerto norte y ponerse en el aeropuerto sur en quince minutos, no tiene precio. ¿O sí?
Pues resulta que sí. Aproximadamente 3.000 millones de euros, así como unas infraestructuras faraónicas en las que las autoridades eluden la responsabilidad de hablar de 'impacto medioambiental'. Y es que montañas, animalitos y plantas hay por todos lados, pero los trenes de alta velocidad son un distintivo aún más destacado que El Teide.
Por otro lado, ¿qué sentido tiene unir estos dos puntos cuando por un precio bastante más reducido se podría mejorar el ya existente servicio de guaguas? De esta manera no serían necesarias ni las expropiaciones ni la modificación de la geografía insular y los resultados serían beneficiosos para todos, no sólo para esos turistas 'raros' que vendrían a la isla con el único aliciente de viajar durante quince minutos entre los dos aeropuertos de Tenerife.
No me imagino a Agatha Christie escribiendo una novela ambientada en un tren de alta velocidad que ha costado una millonada a los canarios y que no servirá para solucionar los problemas de transporte en la isla. Más que nada porque, aunque su género también es la intriga y el misterio, todo este asunto tiene más de ciencia ficción.
http://vagabundoperez.blogspot.com/
jueves, 31 de marzo de 2011
Un acuerdo "equilibrado" para la reforma de la negociación colectiva es posible, según Ramón Górriz
31.03.2011.- CCOO de Madrid ha celebrado un Comité Regional monográfico sobre el proceso de reforma de la negociación colectiva que ha contado con la participación del secretario confederal de Acción Sindical de CCOO, Ramón Górriz, quien ha explicado que se están produciendo "avances" y hay posibilidades de alcanzar un acuerdo "equilibrado".
Górriz ha mostrado su desconfianza ante una posible legislación por parte del Gobierno en el caso de que no se llegue a un acuerdo entre sindicatos y empresarios, criticando de nuevo las "interferencias" del Ejecutivo en la negociación. En la misma, según Górriz, los objetivos de CCOO son "desjudicializar y fortalecer" la negociación colectiva, reforzando también la participación del sindicato en la misma. A su juicio, la intención de los empresarios de poner la flexibilidad interna en el centro del debate, así como la existencia de un sector minoritario dentro de la patronal que quiere debilitar el papel de los sindicatos, son los elementos que dificultan el acuerdo.
Tras un amplio turno de intervenciones, el secretario general de CCOO de Madrid, Javier López, ha destacado la importancia de la negociación colectiva, reclamando la necesidad de que los trabajadores participen y se impliquen en la misma, así como en el otro reto que tiene el sindicato, la recogida de firmas para la Iniciativa Legislativa Popular contra la reforma laboral, para lo que se hace absolutamente necesario "reforzar" la comunicación hacia estos trabajadores.
viernes, 11 de marzo de 2011
Telemadrid, condenada por vulnerar el derecho a la huelga
Agencias / LR
El Tribunal Supremo ha condenado a Telemadrid por vulnerar el derecho a la huelga y a la libertad sindical.
La sentencia confirma la dictada en su día por el Juzgado de lo Social, que estimaba la demanda interpuesta por la Confederación General del Trabajo (CGT) y condenaba a Telemadrid por vulneración del derecho de huelga y el derecho a la libertad sindical.
La cadena autonómica tendrá que indemnizar con 100.006 euros a los demandantes, y deberá publicar la sentencia dictada en los tablones del Ente Público RTVM y en la web de la radiotelevisión madrileña.
CGT opina que esta sentencia pone al descubierto la situación a la que se enfrentan trabajadores y sindicatos ante el ejercicio del derecho de huelga y la vulneración que del mismo se realiza. No sólo imponiendo servicios mínimos abusivos, sino mediante actuaciones con el ánimo de burlar la repercusión del ejercicio de huelga.
El sindicato CGT espera que, como se ha sostenido por la referida sentencia, y como no se hizo por Telemadrid en el año 2009, se respeten por las empresas, entidades públicas y por todo tipo de autoridades los servicios mínimos y el derecho fundamental de huelga.
(De www.larepublica.es)
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sábado, 5 de marzo de 2011
sábado, 5 de febrero de 2011
viernes, 4 de febrero de 2011
Un gran error de UGT y Comisiones Obreras
Extraído de: http://www.revistafusion.com/201102031948/Nacional/Tema/un-gran-error-de-ugt-y-comisiones-obreras.htm
Desde hace meses vengo colaborando codo con codo con todos los sindicatos de nuestro país que me han pedido apoyo porque creo que siempre, pero mucho más en estos momentos, son una pieza fundamental para defender los derechos de las clases trabajadoras. Cualquier diferencia que hubiera podido tener con sus posiciones y propuestas la he aparcado porque estaba y estoy convencido, como he escrito en varios artículos, que aprovechar la crisis para tratar de acabar con ellos es una de las estrategias que se han propuesto llevar a cabo los grandes poderes financieros y los políticos que están a su servicio. Y, sobre todo, los he apoyado porque he tenido la íntima convicción de que las diferencias entre quienes aspiramos a conseguir una sociedad más justa se deben resolver fraternalmente y no tratando de acabar unos con otros, como tantas veces ha ocurrido en el seno de las izquierdas.
Ahora, sin embargo, debo manifestar que Comisiones Obreras y UGT han cometido, en mi modesta opinión, un gran error que van a pagar caro no solo las clases trabajadoras sino esos mismos sindicatos. Aunque, al mismo tiempo, quiero también advertir del gravísimo peligro de responder al error con otro semejante que busca desde hace tiempo la derecha y el poder económico: demonizarlos y hacer caer sobre ellos toda la responsabilidad de lo que ha pasado.
Un error múltiple
A mi juicio, tanto UGT como Comisiones Obreras se han equivocado pactando con el gobierno la reforma de las pensiones públicas por varias razones:
En primer lugar, porque esta reforma significa sencillamente un recorte de derechos de los trabajadores y tendrá como efecto que, en los próximos años, muchos millones de ellos no puedan percibir una pensión pública digna al jubilarse, si es que alguna vez llegan a hacerlo, lo que para su inmensa mayoría significará no poder tenerla porque sus niveles de renta no les van a a permitir disponer de ahorro privado suficiente.
El pacto significa, sin ninguna duda, que a partir de ahora el sistema de pensiones públicas español será más injusto (porque hace recaer en mayor medida su mayor insuficiencia sobre las clases de renta más baja) y de menor alcance (porque proporcionará menos pensiones y más precarias).
En segundo lugar, creo que se han equivocado también porque han entrado en el juego del doble razonamiento falso que se viene utilizando para justificar el sistema. Uno, el de su insostenibilidad a largo plazo, que nadie ha podido demostrar rigurosamente como hemos expuesto en multitud de ocasiones los economistas críticos. Y otro, en el de aceptar que para hacer frente al desequilibrio financiero que pueda provocar esa pretendida insostenibilidad lo que hay que hacer es solo actuar por la vía de reducir el gasto, y no aumentando los ingresos, es decir, mejorando la distribución de la renta para que así haya más salarios y más cotizaciones, el empleo decente, sobre todo el femenino, la productividad y, en última instancia, los ingresos a través de los Presupuestos Generales del Estado. Es decir, poniendo en marcha políticas justamente contrarias a las que se están aplicando y que han provocado la crisis y luego, como en Irlanda, que se vuelva a recaer en ella.
Para haber defendido de verdad el sistema público de pensiones, UGT y Comisiones Obreras deberían haberse cerrado en banda y haber propuesto, en todo caso, un pacto social sobre el horizonte de estos otros factores de los que también depende su equilibrio financiero a largo plazo. Al no hacerlo, simplemente han aceptado que la pauta de distribución de la renta siga siendo tan desigual como hasta ahora y que eso impida financiar mejor al sistema.
En tercer lugar, me parece que se están equivocando igualmente en explicar el pacto diciendo que se trata de una solución positiva a la crisis de las pensiones e incluso a la situación económica general. Les pasará lo mismo que le ocurre al gobierno: nadie los va a creer porque han aceptado lo contrario de lo que decían y simplemente se pensará que son un instrumento inútil para conseguir lo que dicen que quieren lograr.
Se podría aceptar que argumentasen que no ha habido otra opción, que no se ha dispuesto de más fuerza para torcer la imposición de un gobierno esclavo de los poderes financieros, que se ha conseguido lo más que se pudo conseguir… pero empeñarse en presentar este pacto como positivo es algo que nunca van a entender los trabajadores que sean mínimamente conscientes de que con él, como es evidente, van a tener menos pensiones y menos cuantiosas.
En cuarto lugar, creo que se han equivocado aceptando esta reforma, que contradice lo que venían diciendo en los últimos meses, porque al hacerlo muestran que es posible extorsionarlos y todo el mundo sabe que quien acepta un chantaje termina por aceptar, como le está pasando al gobierno, todos los que vengan detrás y eso, lejos de fortalecerlos, los va a debilitar aún más. Dentro de unas semanas, cuando de nuevo se amenace con la intervención inminente de la economía si no se firma, como ha estado haciendo el gobierno durante toda la negociación, se pondrá en la mesa la reforma de la negociación colectiva, luego la de los servicios públicos y así hasta que la definitiva sea la que se quite de en medio a los propios sindicatos que ahora se mostraron sumisos.
Un error que no es culpa sólo de los sindicatos.
Dicho todo lo anterior, que me parece que es grave y que va a traer consecuencias bastante negativas para todos, creo que al mismo tiempo hay que poner sobre la mesa otras cuestiones que a mí me parecen posiblemente tan relevantes y decisivas como el propio gran error de los sindicatos.
En primer lugar, que el principal responsable de lo que está ocurriendo es el partido socialista y sus militantes que no frenan la deriva neoliberal del gobierno ni su discurso falso que presenta las medidas que están imponiendo la banca y las grandes empresas como si en realidad beneficiasen al conjunto de los ciudadanos.
En segundo lugar, que es cierto que si no se hubiera producido ese pacto el gobierno hubiera tomado una medida aún más dañina para el sistema de pensiones y para el conjunto de los trabajadores. Lo que significa que los sindicatos han cumplido en cierta medida su función que es la de defender a los trabajadores hasta donde efectivamente puedan hacerlo
En tercer lugar, que si se ha llegado a esta situación en la que el gobierno ha podido hacer ceder a los sindicatos ha sido porque la ciudadanía no ha sido capaz o no ha estado dispuesta a darle a los sindicatos la fuerza necesaria para que éstos hubieran podido hacer frente con más decisión al gobierno. Si los sindicatos llaman a las movilizaciones y éstas son insuficientes, minoritarias o a veces incluso simplemente anecdóticas, no podemos hacer recaer luego la responsabilidad de los fracasos únicamente en los sindicatos.
Esto tiene que ver, en gran medida, con la baja afiliación sindical que existe en España. Si no participamos en sus discusiones, si no hacemos nada por cambiar la correlación de fuerzas que pueda haber en su seno, si no les damos mucha más fuerza con nuestra presencia ¿con qué derecho podemos decir después que los sindicatos son simplemente unos traidores?
Pero lo ocurrido creo que no tiene que ver solo con la baja afiliación sindical.
En cuarto lugar, me parece que lo que acaba de suceder tiene relación con el hecho de que en los últimos tiempos los sindicatos han venido desempeñando un papel que en realidad no es a ellos a quien le corresponde.
El partido socialista, que según su declaración de intenciones ante la ciudadanía se supone que debería ser la organización mayoritaria que se enfrentase a la derecha y a los poderes económicos, simplemente ha desaparecido sin apenas combatir y el gobierno de sus secretario general se limita a aplicar las recetas que le dictan, actuando como un partido más de la derecha económica, mientras la inmensa mayoría de sus militantes guarda un silencio cómplice y que ya empieza a producir, además de terribles consecuencias, incluso vergonzoso porque no son capaces de decir en público ni en sus agrupaciones lo que dicen en privado.
Y, más allá del PSOE, simplemente existe una izquierda debilitada durante años por sus rencillas internas, por la presencia de mucho discurso caduco, fragmentada y detrás de la cual hay una minoría muy militante pero un ejército de personas cansadas, frustradas, desmovilizadas y que, a lo sumo, se limitan a pontificar frente a las pantallas de su ordenador pero que a la hora de la verdad ni siquiera votan a quienes podrían ser la expresión de su radicalidad y descontento.
Quiero decir con esto que se le está pidiendo a los sindicatos que asuman el papel de referentes de la izquierda política y que actúen como tales enfrentándose constantemente al gobierno, que resuelvan desde la lucha sindical lo que debería resolver la izquierda política, y eso es sencillamente imposible.
Por ello, yo creo que en estos momentos hay que hacerle ver a los sindicatos que se han equivocado pero siempre que al mismo tiempo nos hagamos ver a nosotros mismos que también erramos cuando nos dejamos llevar por la pasividad, por el sectarismo o por un radicalismo que nada tiene que ver con la realidad en la que estamos.
Y eso significa actuar en varios frentes, y no solo en el de la crítica a CCOO y a UGT.
Significa movilizarse para explicar a la gente lo que de verdad ocurre con la crisis y las pensiones. Significa afiliarse en mayor medida a los sindicatos para poder influir de verdad en las decisiones que tomen las dos grandes centrales.
Significa no dedicar ni un minuto a reproducir el discurso antisindical de las derechas y combatirlo en cualquier sitio para evitar que su omnipresencia termine por asumirse generalizadamente.
Significa pedirle a los sindicatos que rectifiquen pero hacerlo fraternalmente y no produciéndoles un mayor debilitamiento.
En definitiva, esta a mi juicio errónea cesión de los sindicatos es una muestra más de que la crisis que estamos viviendo, en lugar de hacer que el capitalismo se hunda, como muchos creían que iba a suceder, está reforzando el poder de quienes lo mantienen.
Por eso me gustaría terminar esta reflexión con unos párrafos de mi último libro La crisis de las hipotecas basura. ¿Por qué se cayó todo y no se ha hundido nada?, en el que precisamente trato de explicar por qué está ocurriendo todo esto.
Hacer frente a la crisis desde posiciones alternativas no consiste solo en ofrecer propuestas diferentes a las de los poderosos (…) Es necesario disponer de ellas pero además, y quizá de forma prioritaria, hay que hacer frente a este fracaso de interlocución entre las izquierdas y la gente, para lo cual hay que llevar a cabo en primer lugar un gran proyecto de convergencia muy sincero y fraternal, con gran lucidez y, sobre todo, sin un ápice de sectarismo sino anteponiendo a cualquier otra cosa los elementos transversales que permitan hacer mallas y construir redes para religar y coordinar lo local y lo disperso y para traducir a una única lengua los diferentes voces y discursos de la transformación social.
Por eso, quizá si la izquierda y los movimientos alternativos en general comenzaran a trabajar para poner en marcha prácticas políticas de este otro signo, fraternales, de emociones y afectos, de reunión, de deliberación y debate para fomentar el conocimiento, la indignación, la rebeldía y el sabotaje pacífico en lugar de dedicarse simplemente a gestionar o simplemente a radicalizar sobre el papel sus programas, las salida a la crisis que vivimos y a las que vendrán serían diferentes y conseguiríamos hundir para siempre en los vertederos de la historia las prácticas sociales que crean tanta frustración y dolor innecesarios.
Es el momento de criticar pero también el de unir, no el de autodestruirse. Y, sobre todo, es el momento de avanzar hacia el fortalecimiento político. Si queremos que los sindicatos no vuelvan a dejarnos tirados, como ahora, hagamos todo lo posible para que en España exista una alternativa política de izquierdas fuerte y unitaria que les de fuerza a los sindicalistas honestos, que tengo la seguridad de que son la inmensa mayoría, e incluso a tantos socialistas que también sienten la frustración de ver cómo su partido se suicida haciendo la política de la derecha.
miércoles, 2 de febrero de 2011
La cena de los idiotas morales
La docilidad con que CC OO y UGT se han plegado al mandato del poder financiero para precarizar el Estado del Bienestar hace sospechar que su inicial oposición a la iniciativa del Gobierno no era más que una triste comedia. Amparándose en ciertos melindres sobre la 'gradualidad' en la aplicación de la tijera han aceptado el pensionazo que recortará sensiblemente la protección social de los jubilados. Burocracias sindicales y parlamentarios conforman una élite que, entre otros lujos, se permite el papel de determinar las condiciones de vida del resto de la gente. Con su desprecio hacia los más débiles, esa élite ha elegido desempeñar el papel del idiota moral.
Una élite, todo hay que decirlo, algo hortera en sus formas, que no tiene el menor empacho en sellar su vergonzoso e inmoral acuerdo con una cena en Moncloa con Rodríguez Zapatero. Vaya por delante que el escribidor de estas líneas es amante de la buena mesa, en la que comparece con amigos y otras gentes del común siempre que su parvo peculio personal se lo permite. Pero que Toxo y Mendez, esos otrora fieros sindicalistas de boquilla, acuerden, precisamente en una cena, el pensionazo que recortará a medio plazo las condiciones de vida de millones de jubilados, demuestra el peor y más abominable estilo.
El concepto de idiota moral se refiere al individuo que, pese a tener a su alcance los suficientes datos para rebelarse ante la injusticia, renuncia a su capacidad de análisis racional del mundo que le rodea y esconde su responsabilidad amparándose en el subterfugio de la obediencia a las instrucciones recibidas de un orden exterior a él. Idiotas morales fueron los oficiales alemanes que, escudándose en el cumplimiento de órdenes, ejecutaron con minuciosidad los planes de exterminio diseñados por el Tercer Reich.
El lema Arbeit macht frei que campeaba en la puerta del campo de concentración nazi de Auschwitz resume con cruel ironía esa falacia que identifica trabajo y libertad de las personas. Lo que hoy se pretende imponer a la clase trabajadora es: "trabajad más, cobrad menos y vivid peor". Nadie entienda tercamente lo que digo: no comparo a Toxo y a Méndez con los nazis. Cada idiota moral elige su escenario, y ellos, junto al Gobierno, han elegido obedecer la órdenes emanadas de los capos de la delincuencia financiera.
"Sólo a aquellos que no la han vivido les parece hermosa la guerra", advierte Erasmo de Rotterdam en sus Adagia. Evidencia que se podría hacer extensible a la opinión que los situados en los mejores escalones del poder económico o político, tienen de las vidas ajenas. Ya que se permiten la osadía de decidir el alcance de las necesidades de los más pobres sin haber pasado ellos mismos por esa triste experiencia vital. Pues ni los sindicalistas que han aceptado el pensionazo, ni los diputados de uno y otro signo que se disponen a votar el proyecto en las Cortes, están ellos mismos sujetos a las restricciones que aprueban para el común de la ciudadanía.
En los confortables sillones del Consejo Definidor de las Necesidades de la Gente jamás se ha invitado a tomar asiento a las personas más desfavorecidas. Por lo que los humildes han de resignarse a ver cómo el alcance de la cobertura de las necesidades mínimas exigibles para llevar una vida digna es definida por otros. Así, hemos visto cómo los mayores alegatos en pro de introducir recortes en las pensiones públicas proceden de los "expertos" que trabajan a sueldo del sector bancario. Sin embargo, sus recomendaciones no afectan para nada a las suculentas pensiones que la banca destina a sus máximos dirigentes. Y que no se diga que se trata de remuneraciones privadas cuando la banca está siendo salvada de sus errores con dinero del contribuyente.
Alegando órdenes recibidas de instancias superiores (los “mercados”), el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido aplicar un recorte brutal y general de derechos. En esencia, el pensionazo consiste en no tocar la situación de los trabajadores que se jubilarán de aquí a 2012, para evitar votantes cabreados en las próximas elecciones. A partir de 2013, los recortes sucesivos mermarán sensiblemente las condiciones de vida del grueso de los integrantes de las generaciones que actualmente tienen menos de 50 años cuando alcancen la tercera edad.
Porque lo de menos es el umbral de los 67 años para tener derecho a percibir una pensión pública completa. Coincido con Ignacio Camacho, un comentarista de la derecha, en que eso no era más que un McGuffin para despistar a los espectadores de esta película. Lo verdaderamente grave son los períodos de cotización exigibles para tener derecho a cobrar una pensión. Hablar de treinta y muchos años de cotización en un país con casi cinco millones de desempleados, muchos de ellos de larga duración, y con millares de jóvenes que no tienen acreditado ni un sólo día de cotización en su precaria carrera laboral es hablar como un auténtico idiota moral.
¿Debemos permitir que los idiotas morales nos gobiernen? No me escudo en la retórica. Mi respuesta es clara y decididamente, no. En los debates contra el pensionazo en los que he estado presente estos días en Getafe, Leganés y Barcelona, he defendido, como he hecho siempre, a los sindicatos como creación del movimiento de los trabajadores e instrumento válido para las reformas sociales. Y tengo escrito que la protección social es una de las grandes conquistas con las que el movimiento obrero contribuyó a humanizar la sociedad. Pero cuando las burocracias sindicales pierden la perspectiva, cuando prestan su apoyo al derribo de la protección social, merecen la más absoluta reprobación moral y política. Las bases sindicales y los delegados de empresa a los que se quiere enviar a defender lo indefendible deberían revolverse contra esas cúpulas cuya acción se guía por la idiotez moral.
Si es necesario, habrá que crear otros sindicatos que agrupen al precariado, pero no podemos quedarnos quietos: desempleados, por desgracia, pero no parados. Si los mercados atacan, despleguemos nosotros un contraataque en toda regla contra los mercados, empezando por las sucursales bancarias que aplican la extorsión de proximidad.
http://carnetdeparo.blogspot.com/2011/01/la-cena-de-los-idiotas.html